lunes, 19 de diciembre de 2011

VII Carrera de Navidad de Cercedilla (18-12-2011)


Nueva edición de la carrera y allí que vamos otra vez. Somos persistentes, y es que hasta que no nos hagamos con el triunfo no vamos a parar. Lo bueno es que los años corren a nuestro favor; lo único bueno de hacerse viejo es que algún día caeremos en alguna categoría que nos permita rozar diploma olímpico (mayores de 90 o similar), eso, y la pensión…

Como el año pasado, pero con la variante de que este año corre mi "cuñada". Los demás participantes más o menos fijos, es decir mi hermano Nacho y yo. También como todos los años la pinta de mi hermano no ofrece lugar a dudas... ¡este tío no es un runner habitual!. Da lo mismo, todos sabemos que bajo esas mallas excesivamente grandes se esconde un depredador, alguien capaz de rebasar a algún que otro runner con vestimenta de mejor pedigrí. Sus escasas apariciones (esta carrera y la San Silvestre Vallecana) y sus pocos kilómetros de entrenamiento (normalmente 0) hacen que siempre esté descansado y sin lesiones. Vamos un valor seguro...


Mi "cuñada" Virgina, yo y "Predator" en la salida.

A las 10:15 ya estamos posicionados en la salida. Nos colocamos en una zona bastante buena, como a 10 metros de la salida. Si no, es imposible ponerse a correr. Los 15 minutos previos son una pesadilla, esto no arranca ni a tiros, menos mal que estamos tan apelotonados que hace hasta calor a pesar de los más o menos 2 grados que debe hacer. Venga que queda poco, 10, 9, 8, ... la cuenta atrás de siempre y allá vamos.

En los primeros metros me despido de mi hermano y de mi cuñada. Nuestros ritmos no son los mismos, así que lo mejor es que cada uno intente adaptarse lo mejor que pueda. Miro hacia delante y veo una cantidad ingente de personas… ¿pero había tantos delante? Es increíble, estaba como a 10 metros de la salida, y no me podía imaginar la cantidad de gente que cabe en ese hueco.

Salgo rápido, el primer kilómetro es bastante favorable y veo que estoy por debajo de 4 minutos el kilómetro. Hay que dosificarse, que luego empiezan las cuestas... pero... ¡joder, tan pronto! Y es que la primera cuesta es antes de salir del pueblo de Cercedilla. Varias curvas con un desnivel importante hacen que empecemos a ralentizar todos un poco el rimo y eso que aún corremos por asfalto. Se me da bien y empiezo a adelantar a bastantes corredores, pero las sensaciones no son buenas, tengo el corazón a punto de saltar por la boca.

Además, yo que vengo cojo-equipado con mis fantásticas medias de compresión Medilast, noto que empiezan a bajarse… ¡mierda, me he traído las viejas que ya se sujetan menos! A los dos kilómetros llevo las medias como Rafael Gordillo.

Por fin se acaba el pueblo y entramos en una pista forestal. Da igual, porque la pista sigue subiendo. Miro mi querido GPS, solo llevo 3 kilómetros y medio y ya estoy petado… está claro hoy no va a ser mi día. Pienso incluso en una deshonrosa retirada, pero no voy a poder justificarla. Las sensaciones son malas, pero… ¿qué historia puedo vender a mi familia? Nada, hay que seguir. Además, esto no puede durar siempre, como mucho en el kilómetro 6 tendrán que acabar las cuestas. Aún así sigo adelantando gente, ¡madre mía como debe de ir el resto!

Nuevamente mi cabeza vuelve a las medias de compresión. Perfecto, ahora solo comprimen una cosa, mi dedo gordo del pié. Y es que se me han roto ambas medias y noto el dedo fuera y mucha presión en el resto de dedos (lo confirmo luego cuando me quito las zapatillas). Claramente, hoy no es mi día.

Por fin abandonamos la pista y nos metemos en los senderos. La carrera va ahora por una zona bastante bonita. El problema no es del entorno, es nuestro, que vamos rotos. Menos mal que hemos alcanzado la cota máxima. Ahora es casi todo mantener cota y luego bajada.

Empiezo a bajar por el monte y comienza mi calvario personal. Me pasan corredores por todas partes. ¿Pero como leches pueden correr así? Voy como un pato, tengo que mejorar mis bajadas, porque pierdo muchísimo tiempo. No me da la cabeza para ver donde hay que poner el pié y ralentizo el ritmo. Además rozo la “tragedia”; casi me caigo a un riachuelo, y es que aunque hay un puente, casi no soy capaz de corregir mi alocada zancada cuesta abajo.

Bueno, no todo está perdido, realmente no es una bajada a tumba abierta, el recorrido tiene bajada pero de vez en cuando cambia con alguna subida en la que consigo recuperar tiempo y posiciones. Paso a algunos corredores que andan en las subidas o que han ralentizado mucho su ritmo. Por cierto, algunos de ellos volverán a pasarme en las bajadas finales.

En una de las subidas aparecen los míticos carteles de ésta carrera: “No querías caldo, pues toma tres tazas”, “Esto no lo subes ni con un solomillo de Irún”, “¿Por qué me habré apuntado a esta carrera (llevo 7 años diciéndolo)?” Y es que esta subida es realmente dura, serán unos 150 metros, pero de los que casi hace falta cuerda. Aún así me viene bien para recuperar posiciones.

Perfil del recorrido y ritmo por kilómetro.
Mapa del recorrido.
No dejo de pensar en mejorar mi técnica de descenso. Estoy un poco harto de dejarme las pelot… subiendo para luego perder el terreno bajando. ¡Y eso que dicen que esta carrera no es nada técnica! Joder, pues en las otras tendría que bajar con andador…

Al menos los kilómetros se pasan rápido. Casi sin darme cuenta veo que estamos entrando en el pueblo de Cercedilla. Aceleramos el paso, y en dos zancadas llegamos a la plaza…
Llegando a meta.
Finalmente 1 hora 3 minutos y 53 segundos en recorrer los 13 kilómetros y medio. Puesto 105. Se ha hecho lo que se ha podido. Bromeo con mis hijos en la meta con el tema de los trofeos, pero no les engaño, ya tienen años para ver que su padre es “un corredor popular del montón”. Si quiero medallas, ¡las tendré que comprar!


Ahora a esperar a la familia. En 1 hora y 17 minutos llega mi hermano. Como siempre, un valor seguro. Puesto 563. Teniendo en cuenta su nivel de entrenamiento, que como he dicho son unos 0 kms, es brutal. En unos 20 minutos aparece mi cuñada. Ahora a esperar la carrera de los niños.


Llegada a meta de Nacho
Llegada de Virginia.
Sobre las 12:30 comienzan los críos. Primero carrera de chupetines. Padres, madres y bebés corriendo, andando, en carrito y alguno que otro llorando…

Luego les toca a mis hijos. Carrera de 5 y 6 años, y mi hijo Javier dándolo todo. Joder que nivel de esfuerzo. Las piernas no le dan más, y lo que más me preocupa es que no se caiga con los adoquines del suelo, pero al final todo perfecto. Me indica radiante que ha quedado en quinto puesto… ¡pero hijo, que las carreras de niños no son competitivas!. Da igual, para él es una final olímpica.

Dándolo todo por su quinto puesto.
Finalmente mi hija Ana. Carrera de 7 y 8 años. ¡Ella sí tiene claro lo de no competitivo! Disfruta de su carrera y llega encantada de la vida. Medalla, avituallamiento y a comer a casa de mis sufridos padres, que nos lo hemos ganado.
Disfrutando de la carrera.

Por cierto… el año que viene… ¡pues por supuesto que volveremos!, y es que ya se me ha olvidado el sufrimiento en carrera…
Los primeros, aunque sea colándonos en el podio.
Y como no, con la medalla de "oro"

viernes, 16 de diciembre de 2011

Subida a El Torreón (2.401 m)

Primer desafío casi extremo conseguido... Ya quedan 16 cumbres y alguna otra chorrada de por medio.

Ver la Subida a El Torreón

domingo, 20 de noviembre de 2011

NB 1064, hasta siempre. Pegasus 28, bienvenidas.

Después de 1.425 kms he decidido jubilar a mis queridas New Balance 1064. Siempre me han parecido un poco "tanque", pero seguramente tenga algo que ver en eso mis 60 kg. Son zapatillas para corredores más pesados, pero a mí siempre me han gustado (desde el modelo 1061 hasta este 1064) porque la horma es muy ancha y siempre me han funcionado bien. No hay más que ver que han aguantado todos esos kilómetros en perfecto estado, solo se aprecia desgaste en la suela, pero tampoco es excesivo teniendo en cuenta el kilometraje, ¿no?:


Con todo el dolor de mi corazón, porque son con las que he corrido el maratón de 2011, las tengo que jubilar. Además he decidido cambiar de modelo, por dos razones; una por probar alguna menos "tanque" y otra porque con la crisis... vamos que cuestan 124€ que me parece una pasta...

He cogido las Nike Pegasus 28. La horma es también cómoda y la amortiguación bastante buena. Tampoco es que yo sea una gran referencia en cuanto a amortiguación porque como he dicho peso 60kg... pero eso sí, son muy cómodas. Llevo con ellas solamente 50 kms, pero creo que he acertado y no me darán los típicos problemas que me matan: las ampollas en la planta del pié por las puñeteras plantillas de bailarina que le ponen a muchas zapatillas). Ya lo veremos cuando haga alguna tirada larga. Eso sí, chillonas son como ellas solas. Típicas zapatillas que cuando vea las fotos dentro de 20 años me descojonaré como lo hacemos ahora de las hombreras y el pelo cardado de los 80...


jueves, 27 de octubre de 2011

Vuelta a la actividad

Después de una semana de parón total, con una faringitis de caballo que me ha dejado 3 días sin voz y 7 derrengado, mañana mismo vuelvo a la carga. Tampoco es que lo haya echado de menos en exceso, seguramente porque no tenía una meta clara. Y es que por mucho que nos guste correr, si no hay una meta, se hace muy duro bajar todos los días a dar vueltas a un parque de noche.

Eso sí, me ha servido para pensar en que, hasta que se aproxime la cita de la temporada (léase Maratón de Madrid 2012), voy a intentar correr algunos días campo a través, como si de una carrera de trail se tratase. Los horarios del curro hacen que solo lo pueda probar los fines de semana, y durante la semana me tenga que limitar a dar vueltas al parque, pero menos da una piedra.

¿El objetivo de probar con trail? Pues... ninguno (y eso que acabo de escribir que sin objetivo no vas a ninguna parte). Bueno, alguno sí, romper con la rutina de vez en cuando y ver que tal se me da el campo a través. A ver que sucede antes, que me canse de correr como una cabra o que me lesione, se admiten apuestas... pero pensad que soy de lumbares delicados.

Ah bueno, y además así retomo mis Asics Trabuco y dejo descansar algunos días a mis NB 1064, que después de 1300 kms empiezan a dar síntomas de agotamiento :-) ¡Dios mío, que rata soy que aún no las he cambiado!

miércoles, 15 de junio de 2011

Elegí un mal día para dejar de fumar...

Ya empieza el calor, y como decía el famoso personaje de "Aterriza como puedas", elegí un mal día para empezar con las series. El decía: "elegí un mal día para dejar de fumar", pero en mi caso han sido las series las que casi acaban conmigo.

Ya sé que hay que tener en cuenta el clima, pero en mi caso haciéndome el machote he decidido hacer 10K esta tarde con 6K a 4:00 min/km. Después de 5K he tenido que bajar el ritmo porque pensaba que se me salía el corazón y los pulmones por la boca.

Lo dicho, se acabaron las series hasta después del verano.

Por cierto, al acabar el entreno veo que lo he hecho a 166 pulsaciones por minuto. Desde luego las sensaciones eran de tener bastantes mas...

lunes, 18 de abril de 2011

Maratón de Madrid (MAPOMA) 2011

Por fin acabó el Maratón de Madrid de este año. El “por fin” no es porque no tuviese ganas de correr, es porque las últimas semanas de entrenamiento no estaban siendo las mejores y tenía serias dudas de si me lesionaría antes o conseguiría llegar a la carrera. En resumen, si me había pasado de vueltas o no.

Antes de que se me olviden las sensaciones y que me desaparezcan los dolores de las piernas y sobre todo de la rodilla derecha, que la tengo como si me hubiesen pasado todos los participantes por encima de ella, os dejo la crónica para la posteridad…

Como bien sabéis, el maratón comienza como mínimo el día anterior. Aunque no quieras siempre te da por pensar unos cuantos días antes en la carrera, si te irá bien, mal o regular, empiezas a recordar cómo el año anterior sufriste de lo lindo y te arrastraste los últimos 10 kilómetros, cómo no fui capaz de correr y los últimos kilómetros me tocó andarlos, cómo pensé en retirarme varias veces, etc.

Este año las dudas además se centran en la rodilla derecha, que me lleva doliendo prácticamente el último mes y que me hace dudar de si podré acabar o no. Por eso me guardo un billete de 5 euros en el bolsillo, por si hay que volver en Metro.

La noche anterior no he podido dormir bien. Siempre me pasa lo mismo. ¿Pero porqué, si no me juego nada en esto? Da igual, esa pregunta no tiene respuesta, forma parte del absurdo de correr un día durante 42,195 kilómetros y de entrenar durante 3 meses y medio para llegar lo mejor posible y cuanto antes a la meta ese día. Es mejor no intentar razonarlo…

Salgo de casa pronto hacia la salida. Quiero ir en coche porque si no luego no me veo con fuerzas para volver en transporte público. Además mi mujer y los niños van a ir al kilómetro 25 y luego a la meta, con lo que supongo que estarán cansados y también querrán ir en coche de vuelta a casa.

La salida a las 9:00 en punto. Como siempre tardo uno o dos minutos desde que dan la salida hasta que llego a las alfombrillas de salida. Esto está petado de gente. Además, da igual que pongan carteles orientativos del tiempo para que la gente se sitúe en su sitio aproximado, te pasas un montón de kilómetros intentando adelantar gente que, obviamente, no estaba en su sitio.

La subida por el paseo de la Castellana se hace un poco pestosa precisamente porque todavía no se puede correr bien. Hay mucha gente y hay que sortearla, pero tampoco quiero gastar fuerzas en sprint rápidos para sortearlos porque sé que al final de la carrera no me van a sobrar precisamente. Así llegamos al Santiago Bernabeu; en este momento nos separamos de los corredores que compiten en la carrera de 10K. Es un momento especial; las dos veces que lo he vivido, la gente del 10K aplaude a los que nos vamos por la ruta del maratón. Se agradece.

Veo mi reloj y me doy cuenta que he perdido minuto y medio en los primeros kilómetros porque el ritmo que he tenido que llevar debido a la acumulación de corredores es mucho menor que el que me he marcado como objetivo (4:30 min/km). Poco a poco tendré que ir recuperando, pero muy tranquilamente, que sé que por la Casa de Campo me estará esperando el “hombre del mazo”, que ha acudido puntualmente a las 4 citas anteriores que he tenido con el maratón.

En el kilómetro 10 tomo mi primer trago de agua. No quiero tomar mucha, pero tampoco quedarme seco. Ya no sé que es mejor, y tengo miedo al “muro” del kilómetro 32. Decido volver a tomar agua cada 5 kilómetros, pero solo un trago y tirar el resto de la botella. Tengo que grabármelo en la cabeza: solo un trago.

Voy adelantando poco a poco a los globos que marcan los tiempos. Primero cae el de las 4 horas 30, luego las 4 horas, 3 horas 45, y en el kilómetro 13 consigo adelantar al de las 3 horas 30. Si quiero hacer 3 horas 10 tengo que adelantar al globo de las 3 horas 15, pero no tengo que cebarme en alcanzarlo, que luego los excesos se pagan… y sé que “el tío del mazo” me está esperando y aparecerá tarde o temprano.

Entramos en uno de los tramos más bonitos del recorrido. Calle Preciados, Puerta del Sol y Calle Mayor. Como siempre llenos de gente. Muy animado el tramo, nos hace sentir como auténticos profesionales. Ponemos nuestra mejor cara, que se vea que vamos sobrados…

En el kilómetro 19 atrapo al globo de las 3 horas 15, justo antes de pasar por el túnel del Palacio Real. Que tramo más pestoso. Primero una bajada a muerte y luego una subida de muerte, todo medio a oscuras y con un ambiente súper cargado. No consigo desprenderme del globo hasta un kilómetro después. Espero no volver a verlo, porque eso significa que me pasaría como una apisonadora. Ya no hay más globos que cazar.

Paso por la media maratón. Voy razonablemente bien y un poco por debajo de los 4:30 min/km. Nos queda un mundo, pero me anima pensar que en kilómetro 25 están mi mujer y los niños. Los grandes sufridores de todas las carreras y que además no reciben medalla. Voy por la Avenida de Valladolid. No sé porqué, pero siempre se me hace muy larga. Demasiado. No obstante, estamos llegando a Príncipe Pío. Kilómetro 25 y al fondo están los niños. Hago señales con los brazos para que Cristina, mi mujer, me vea; avisa a los niños y se levantan del suelo. Me paro unos segundos y los veo; están emocionados, si se lo digo se arrancan a correr conmigo. Mi hija Ana incluso se ha entretenido haciendo un dibujo para animarme. Cojo la barrita de chocolate que me da mi mujer y sigo adelante.

Vamos a por la Casa de Campo. Es donde entreno habitualmente, pero recuerdo con horror este tramo del año pasado. Llevo la barrita de chocolate en la mano pero tengo muchas dudas sobre si utilizarla o no. A la altura del Lago de la Casa de Campo (kilómetro 26) decido tomar algo, pero doy un mordisco y las sensaciones no son buenas. Paso de chocolate. No pienso comer nada, porque me está dando mal rollo y tiro la barrita al suelo.

Poco a poco vamos avanzando por la Casa de Campo. En el kilómetro 32 está la salida. Joder que rampa la de salida. Cuidado que vamos muy justos. Veo a un compañero de trabajo. Le saludo y me dice que va jodido. No miente, no hay más que ver su cara. Yo también voy jodido, ¿y quien no? Me dice que hay otro compañero más adelante. Voy a intentar cogerlo.

Bajamos hacia el río Manzanares. Se agradece un poco de descenso, si no fuese porque todo lo que bajemos lo tendremos que volver a subir. El año pasado ya aquí me había visitado la tremenda pájara. Bueno el pasado y los cuatro años que he corrido el maratón. Este año voy mejor, pero las piernas empiezan a dar síntomas de petar. No sé, tengo bastantes dudas. Más bien, estoy acojonado y es que huelo “al tío del mazo”, está cerca.

Cruzamos el Manzanares y en el kilómetro 35 me doy cuenta que esto puede acabar mal. Paso por una ducha a ver si me caen unas gotas y me ayuda un poco. No bajo el ritmo, pero no es porque tenga muchas fuerzas, es porque tengo muchas ganas de llegar. Vamos Ángel, que son 7 miserables kilómetros. Estos te los haces tú todos los días casi sin sudar (bueno, aquí me he dejado llevar por la exageración)

Veo a mi otro compañero de trabajo al fondo, pero me voy acercando muy lentamente. La verdad es que no sé si quiero pillarle o seguir enganchado a su rueda. Bueno, sigamos así unos kilómetros. Por el Paseo de las Acacias cojo a mi compañero. Le pregunto que tal va, y la respuesta es la esperada. Va jodido. Hombre claro y yo también. Es más le digo que he pensado en parar a andar un rato, pero no quiero hacerlo, si lo hago tiro la carrera por la borda. Y el caso es que aunque voy muy jodido sigo con un ritmo de 4:30 min/km. ¡Vamos coño que son 4 kilómetros! pero que 4…

Llegamos a Atocha, kilómetro 39. Me queda la subida a Retiro. Tres kilómetros de infierno. No sé si las piernas me van a dar, porque… ¿sigo teniendo piernas? Ah sí, aquí siguen, y es que yo ya no siento nada. Bueno sí, siento unas ganas de llegar que me muero. Intento no aflojar el ritmo, tengo más ganas de llegar que de aflojar. Pienso, “joder que sudada más tonta que me estoy dando”, pero a esto hemos venido.

Subimos por Alfonso XII. ¿Pero quién coño ha diseñado este circuito? Hay que ser retorcido… Los kilómetros que van del 40 al 41,5 ni los siento. Solo me anima ver que sigo en tiempos de 3 horas y 10 minutos. Y además me están esperando los niños en el parque del Retiro. Hay que llegar corriendo como sea.

A 400 metros de la meta está mi mujer con los niños. Me pregunta si me los llevo hacia la meta y acepto. Van a entrar conmigo en meta. Van emocionados, pero 400 metros para niños de 7 y 5 años son bastantes metros. Además el ritmo de 4:30 min/km es demasiado alto, y veo al pequeño Javi que quiere ir más rápido de lo que dan sus piernas. Hay que aflojar el ritmo o va a terminar por caerse y yo voy como para recogerlos… si alguno se cae, me van a tener que ayudar los de la organización, porque yo llevo las piernas cuadradas.

(Aquí os dejo la parte del vídeo con los niños y os ahorráis el resto)

Para rematar, al pasar por la alfombrilla de tiempos, el speaker de la prueba lee mi nombre y dice: “Aquí llega Jesús Ángel Hernández Redondo”. Mi hija mayor alucina, ¿cómo conocen a mi padre aquí?

Por fin llegamos en 3 horas 10 minutos y 17 segundos. Buen tiempo, he conseguido bajar 22 minutos del año pasado, y lo que me deja más satisfecho es que he mantenido el ritmo desde el principio al final. Estoy roto pero bastante contento. Quizá si pudiera saltar lo haría, pero seguramente las piernas no aguantarían un salto…

Escucho a los niños, “¿van a darte medalla?”. Claro hijos y agua y lo que queramos. Al fin y al cabo, creo que nos lo hemos merecido…


Por cierto, aquí cuelgo los tiempos de paso y la media por kilómetro para que consten, que nunca se sabe si los voy a poder repetir…

Km 50:23:494:45 min/Km
Km 100:45:494:34 min/Km
Km 151:07:504:31 min/Km
Km 201:29:474:29 min/Km
Km 21,0971:34:464:29 min/Km
Km 251:51:394:27 min/Km
Km 302:14:014:28 min/Km
Km 352:35:474:27 min/Km
Km 402:59:274:29 min/Km
Km 42,1953:10:174:30 min/Km

Finalmente, la pregunta del momento, ¿el año que viene intentamos las 3 horas? Bueno ya veremos, que ahora tengo las piernas tan rotas que me canso solo de pensarlo.

viernes, 11 de marzo de 2011

Sensaciones regulares

Después de la semana de parón obligado por enfermedad, esta semana estoy sufriendo como un perro para poder hacer mis entrenos. Ayer por ejemplo no pude entrenar porque no podía ni con las zapatillas... y a todo esto hay que unir que los días de entreno estoy con unas 10 pulsaciones más por minuto que antes de caer enfermo al mismo ritmo.

Supongo que no puede ser sobreentrenamiento porque he estado una semana sin hacer nada, así que prefiero pensar que aún no estoy del todo recuperado. Eso sí, me acojona el maratón; de hecho el día de las series (miércoles) me dio por pensar... ¿por qué leches me habré apuntado este año? Son las dudas habituales... y es que son 42 kms.

Y encima este fin de semana me toca tirada larga de 32 kms. Si esta semana no acaba conmigo, ya no sé que me puede retirar!

miércoles, 2 de marzo de 2011

Gripe y parón de entrenos

Después de varios meses pudiendo entrenar casi sin problemas, quitando las típicas molestias que tenemos siempre los corredores (o al menos me consuelo pensando eso), he caído enfermo con algo similar a lo que podría ser gripe.

Por una parte ando un poco jodido pensando que estoy tirando esta semana de entrenos estando tan cerca el maratón de Madrid, pero me queda el consuelo de pensar que quizá despues de tantas semanas de entrenamiento, y teniendo en cuenta que me quedan 5 semanas para el maratón puede venir bien un parón de 1 semana en la que las piernas puedan recuperarse, porque también es verdad que ha habido semanas en las que he llegado arrastrándome al fin de semana.

Ya veremos. Desde luego si me sale bien, la próxima planificación tendrá una semana de parón, aunque no caiga enfermo.

Aunque ahora que lo pienso... no sé porque estoy dando por seguro que la semana que viene voy a estar recuperado...

domingo, 13 de febrero de 2011

Casa de Campo de Madrid - Bicicletas, Runners y Paseantes

Para quien no lo conozca, la Casa de Campo de Madrid es un gran bosque/parque en Madrid, donde todos los fines de semana un montón de gente se acerca a pasear y hacer deporte. Allí se junta desde gente que solo busca un tranquilo paseo hasta profesionales del atletismo (alguna vez he visto a Chema Martínez, Nuria Fernández y algún otro máquina que no reconocí, pero que su zancada brutal hace pensar en que no son "simples" populares)

Como vivo muy cerca, los fines de semana me acerco ha hacer mis tiradas largas, paseos en bicicleta o simplemente a darme una vuelta con mis hijos pequeños. Es decir, podríamos decir que tengo las tres versiones.

El sábado pasado estaba corriendo, haciendo el recorrido mítico del muro de la Casa de Campo y pasé cerca de un paseante que iba por una senda estrecha (de 1 metro aproximado de ancho) y que se encontró de frente con una bici. El comentario que le salió del alma fue: "putas bicis..." Y en este caso, simplemente creo que lleva razón. Veamos... si existen sendas para andar/correr y circuitos de bicicletas (no por asfalto sino por pistas) que están perfectamente marcados, ¿por qué invadimos los sitios por donde anda y corre la gente con las bicis con el consiguiente riesgo de atropello?

Por otro lado, si hay circuitos para bicicletas, ¿por qué los peatones no vamos por un lateral, si es que es necesario ir por ahí, y dejamos tranquilos a los que van en bici?

Es simplemente de cajón, sobre todo cuando se vive en una ciudad de 4 millones de habitantes. Por favor señores ciclistas, runners, peatones y demás... tengamos un poco de respeto por los demás y todo será mucho más fácil.

jueves, 20 de enero de 2011

Esos locos que corren

Bonito vídeo (pero sobre todo muy buena narración) sobre los corredores populares. Seguramente si corres te verás reflejado en prácticamente todo. No os perdáis la parte que narra las carreras; muy bueno, sobre todo me encanta cuando habla de la llegada...


También es posible que si no corráis no os diga nada, pero aún así merece la pena verlo, ¿no creéis?.

miércoles, 5 de enero de 2011

Nueva cita: San Silvestre Vallecana 2010

Y como cada año... a la San Silvestre Vallecana. Parece ser que esta vez con 35.000 participantes, debe ser que los 32.000 (creo que por ahí andaba) del año pasado les parecieron pocos...

Además sin tiempo oficial registrado, así que salimos desde el final del todo. Digo salimos porque allí nos presentamos los 4 hermanos (Nacho, Javi, Miguel y yo). Y cuando hablo del final del todo más cierto no puede ser porque casi vamos sentados en el capó del coche escoba.

Previos a la carrera. Nacho, mis padres y yo.
Este año tenemos el reto de bajar de los 60 minutos para que el año que viene podamos formar parte de la élite de los corredores entre 50 y 60 minutos y abandonar la "pulsera de la vergüenza" de los de más de 60 minutos.

Os dejo el vídeo de la carrera, y la crónica. Así quien no quiera leerse todo el rollo puede ver el vídeo y quien no quiera tragarse el vídeo lo puede leer tranquilamente. El vídeo no es de mucha calidad y es un poco ¿desastroso?, bueno lo que sí que hace es transmitir lo que es la carrera, un momento de descojono y fiesta que anima a participar, que no a competir.


Los inicios son bastante tranquilos, bueno entre comillas porque pasa lo de siempre: "dónde estará este que no viene", "Miguelito se ha quedado dormido fijo", "¿sabes algo de Javi?", vamos lo de siempre, pero al final... todos nos presentamos en el edificio de Caja Madrid y nos calzamos nuestro chip.

En la línea de salida, como siempre buen rollo. Tíos disfrazados, algunos con la camiseta de este año y otros con la de hace tres o cuatro, lo de siempre. Y la música a toda leche. Intentamos mirar hacia la línea de salida pero no hay forma; estamos demasiado lejos. Por megafonía se escucha la cuenta atrás: 10, 9, 8, ... 0; nada, no nos movemos ni un centímetro. El caso es que por las pantallas gigantes que ha puesto la organización se ve gente corriendo, pero nosotros ni nos movemos. Tardamos 15 minutos en llegar a la línea de salida, pero no hay problema, estamos de fiesta.

El coche escoba nos pisa los talones. Vaya sensación extraña, ¡somos los últimos de los 35.000!; sin embargo gracias a ello podemos correr razonablemente bien sin demasiadas aglomeraciones y podemos mantener nuestro ritmo de 6 minutos por kilómetro.

Tras la primera cuesta, enfilamos la calle Serrano y llegamos sin darnos cuenta a la puerta de Alcalá. Como no puede ser de otra forma, pequeña parada para hacernos las pertinentes fotos... esto nos puede dejar sin nuestra querida marca de 60 minutos, pero merece la pena.

Desde Alcalá bajamos a Castellana y directos a Atocha. El recorrido es rapidísimo, casi para echarse a rodar, pero con tanta gente hay que tomárselo con calma porque si no, lo más fácil es acabar en el suelo.

Es realmente curioso participar en la zona del final de la carrera; se ven desde las típicas "bestias pardas" tirando fotos y acompañando a algún amigo hasta gente a la que los 6:00 por kilómetro se les hace prácticamente tiempo olímpico... Y mucha gente disfrazada; mención especial al tío disfrazado de cubo de Rubik, realmente original el disfraz, aunque a los 2 kilómetros le adelantamos y ya iba andando sujetando el cubo con las manos... ¿llegaría finalmente? Pues eso, original pero mejor para los carnavales.

En Atocha cogemos la Avenida Ciudad de Barcelona. Cuando coges esta calle piensas que estás en Vallecas, pero no es así, aun quedan un par de kilómetros... Miro a mi hermano Javi, a ver que tal cara lleva; bueno, parece que vamos bien, aunque "el tío del mazo" como diría Perico Delgado siempre puede aparecer... colgado a nuestra espalda.

Seguimos corriendo entre gritos de auto-ánimo y ánimos reales de la gente, algunos de ellos especialmente animosos gracias seguramente a la cerveza... y llegamos a la Avenida de la Albufera. Vallecas es especial, y es brutal como se vuelca en la San Silvestre; grupos de música y un montón de gente animando hacen llevaderos los metros de la Albufera, que pican hacia arriba. Seguimos adelantando gente que ya ha comenzado a caminar. Vamos bien; es posible que este año bajemos de la hora.

Pero al girar a la derecha desde la Albufera hacia a calle Sierra del Cadi, atascazo!!! Aquí ya no hay forma de correr y prácticamente nos tenemos que parar. Adiós a nuestra marca... La calle es bastante estrecha y no cabemos todos, así que nada, a llegar como buenamente podamos.

Y así enfilamos la calle Payaso Fofó con la meta al fondo. Veo mi reloj. Ya pasamos de 1h 02m, así que a gritar y a la meta: Eh!, Eh!, Eh!... ¿por qué gritamos? Da igual, es la euforia del momento y la Nochevieja. Foto de rigor y a disfrutar de la compañía y buena comida de la abuela (y no es una frase hecha, es que vive casi al lado de la meta), antes de irnos a tomar las uvas. Aquí dejo la foto de los atletas...

Final triunfante: Yo, Nacho, Miguel y Javi.
Y el año que viene... nuevamente a intentarlo. No creo que la "pulsera de la vergüenza" nos persiga eternamente... o sí....