lunes, 19 de diciembre de 2011

VII Carrera de Navidad de Cercedilla (18-12-2011)


Nueva edición de la carrera y allí que vamos otra vez. Somos persistentes, y es que hasta que no nos hagamos con el triunfo no vamos a parar. Lo bueno es que los años corren a nuestro favor; lo único bueno de hacerse viejo es que algún día caeremos en alguna categoría que nos permita rozar diploma olímpico (mayores de 90 o similar), eso, y la pensión…

Como el año pasado, pero con la variante de que este año corre mi "cuñada". Los demás participantes más o menos fijos, es decir mi hermano Nacho y yo. También como todos los años la pinta de mi hermano no ofrece lugar a dudas... ¡este tío no es un runner habitual!. Da lo mismo, todos sabemos que bajo esas mallas excesivamente grandes se esconde un depredador, alguien capaz de rebasar a algún que otro runner con vestimenta de mejor pedigrí. Sus escasas apariciones (esta carrera y la San Silvestre Vallecana) y sus pocos kilómetros de entrenamiento (normalmente 0) hacen que siempre esté descansado y sin lesiones. Vamos un valor seguro...


Mi "cuñada" Virgina, yo y "Predator" en la salida.

A las 10:15 ya estamos posicionados en la salida. Nos colocamos en una zona bastante buena, como a 10 metros de la salida. Si no, es imposible ponerse a correr. Los 15 minutos previos son una pesadilla, esto no arranca ni a tiros, menos mal que estamos tan apelotonados que hace hasta calor a pesar de los más o menos 2 grados que debe hacer. Venga que queda poco, 10, 9, 8, ... la cuenta atrás de siempre y allá vamos.

En los primeros metros me despido de mi hermano y de mi cuñada. Nuestros ritmos no son los mismos, así que lo mejor es que cada uno intente adaptarse lo mejor que pueda. Miro hacia delante y veo una cantidad ingente de personas… ¿pero había tantos delante? Es increíble, estaba como a 10 metros de la salida, y no me podía imaginar la cantidad de gente que cabe en ese hueco.

Salgo rápido, el primer kilómetro es bastante favorable y veo que estoy por debajo de 4 minutos el kilómetro. Hay que dosificarse, que luego empiezan las cuestas... pero... ¡joder, tan pronto! Y es que la primera cuesta es antes de salir del pueblo de Cercedilla. Varias curvas con un desnivel importante hacen que empecemos a ralentizar todos un poco el rimo y eso que aún corremos por asfalto. Se me da bien y empiezo a adelantar a bastantes corredores, pero las sensaciones no son buenas, tengo el corazón a punto de saltar por la boca.

Además, yo que vengo cojo-equipado con mis fantásticas medias de compresión Medilast, noto que empiezan a bajarse… ¡mierda, me he traído las viejas que ya se sujetan menos! A los dos kilómetros llevo las medias como Rafael Gordillo.

Por fin se acaba el pueblo y entramos en una pista forestal. Da igual, porque la pista sigue subiendo. Miro mi querido GPS, solo llevo 3 kilómetros y medio y ya estoy petado… está claro hoy no va a ser mi día. Pienso incluso en una deshonrosa retirada, pero no voy a poder justificarla. Las sensaciones son malas, pero… ¿qué historia puedo vender a mi familia? Nada, hay que seguir. Además, esto no puede durar siempre, como mucho en el kilómetro 6 tendrán que acabar las cuestas. Aún así sigo adelantando gente, ¡madre mía como debe de ir el resto!

Nuevamente mi cabeza vuelve a las medias de compresión. Perfecto, ahora solo comprimen una cosa, mi dedo gordo del pié. Y es que se me han roto ambas medias y noto el dedo fuera y mucha presión en el resto de dedos (lo confirmo luego cuando me quito las zapatillas). Claramente, hoy no es mi día.

Por fin abandonamos la pista y nos metemos en los senderos. La carrera va ahora por una zona bastante bonita. El problema no es del entorno, es nuestro, que vamos rotos. Menos mal que hemos alcanzado la cota máxima. Ahora es casi todo mantener cota y luego bajada.

Empiezo a bajar por el monte y comienza mi calvario personal. Me pasan corredores por todas partes. ¿Pero como leches pueden correr así? Voy como un pato, tengo que mejorar mis bajadas, porque pierdo muchísimo tiempo. No me da la cabeza para ver donde hay que poner el pié y ralentizo el ritmo. Además rozo la “tragedia”; casi me caigo a un riachuelo, y es que aunque hay un puente, casi no soy capaz de corregir mi alocada zancada cuesta abajo.

Bueno, no todo está perdido, realmente no es una bajada a tumba abierta, el recorrido tiene bajada pero de vez en cuando cambia con alguna subida en la que consigo recuperar tiempo y posiciones. Paso a algunos corredores que andan en las subidas o que han ralentizado mucho su ritmo. Por cierto, algunos de ellos volverán a pasarme en las bajadas finales.

En una de las subidas aparecen los míticos carteles de ésta carrera: “No querías caldo, pues toma tres tazas”, “Esto no lo subes ni con un solomillo de Irún”, “¿Por qué me habré apuntado a esta carrera (llevo 7 años diciéndolo)?” Y es que esta subida es realmente dura, serán unos 150 metros, pero de los que casi hace falta cuerda. Aún así me viene bien para recuperar posiciones.

Perfil del recorrido y ritmo por kilómetro.
Mapa del recorrido.
No dejo de pensar en mejorar mi técnica de descenso. Estoy un poco harto de dejarme las pelot… subiendo para luego perder el terreno bajando. ¡Y eso que dicen que esta carrera no es nada técnica! Joder, pues en las otras tendría que bajar con andador…

Al menos los kilómetros se pasan rápido. Casi sin darme cuenta veo que estamos entrando en el pueblo de Cercedilla. Aceleramos el paso, y en dos zancadas llegamos a la plaza…
Llegando a meta.
Finalmente 1 hora 3 minutos y 53 segundos en recorrer los 13 kilómetros y medio. Puesto 105. Se ha hecho lo que se ha podido. Bromeo con mis hijos en la meta con el tema de los trofeos, pero no les engaño, ya tienen años para ver que su padre es “un corredor popular del montón”. Si quiero medallas, ¡las tendré que comprar!


Ahora a esperar a la familia. En 1 hora y 17 minutos llega mi hermano. Como siempre, un valor seguro. Puesto 563. Teniendo en cuenta su nivel de entrenamiento, que como he dicho son unos 0 kms, es brutal. En unos 20 minutos aparece mi cuñada. Ahora a esperar la carrera de los niños.


Llegada a meta de Nacho
Llegada de Virginia.
Sobre las 12:30 comienzan los críos. Primero carrera de chupetines. Padres, madres y bebés corriendo, andando, en carrito y alguno que otro llorando…

Luego les toca a mis hijos. Carrera de 5 y 6 años, y mi hijo Javier dándolo todo. Joder que nivel de esfuerzo. Las piernas no le dan más, y lo que más me preocupa es que no se caiga con los adoquines del suelo, pero al final todo perfecto. Me indica radiante que ha quedado en quinto puesto… ¡pero hijo, que las carreras de niños no son competitivas!. Da igual, para él es una final olímpica.

Dándolo todo por su quinto puesto.
Finalmente mi hija Ana. Carrera de 7 y 8 años. ¡Ella sí tiene claro lo de no competitivo! Disfruta de su carrera y llega encantada de la vida. Medalla, avituallamiento y a comer a casa de mis sufridos padres, que nos lo hemos ganado.
Disfrutando de la carrera.

Por cierto… el año que viene… ¡pues por supuesto que volveremos!, y es que ya se me ha olvidado el sufrimiento en carrera…
Los primeros, aunque sea colándonos en el podio.
Y como no, con la medalla de "oro"

3 comentarios:

  1. En un par de años me veo por encima de tí en la clasificación.

    Es la ventaja de ser un año mayor :D

    Muy buena crónica.

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  2. Una observación chorra: Es curioso que en la foto de encabezamiento de tú blog apareces con el dorsal 1234 de la carrera de Cercedilla, justo el que he tenido yo este año.

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  3. Ciertamente, y yo que pensaba que habían retirado mi dorsal como homenaje...

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