En esto del running no hay milagros. A pesar de los últimos y desesperados intentos de testar mi estado para el maratón, no ha sido posible.
Finalmente la faringitis ha acabado con mis intentos. Este domingo intenté probar mi estado con una carrera de 14 kms a 4:40, y casi no lo cuento... Llegué destrozado a casa, con una pesadez de piernas que no me tenía y con ganas de devolver. Hoy lunes aún me pesan las piernas.
Esta tirada no debería haber supuesto nada, pero el virus de la semana pasada aún no se ha largado... ni eso ni las toses...
Después de 5 maratones, ya sé que los milagros no existen y para evitar retirarme a los 20 kms he decidido no participar. Otro año será. Por ahora me plantearé participar en el Medio Maratón de San Lorenzo de El Escorial.
Hasta mas ver!!
lunes, 16 de abril de 2012
viernes, 13 de abril de 2012
Invernal de El Torreón
Aunque con un poco de retraso, debido al trabajo, los niños y la pereza, que también cuenta y mucho, voy a dejar para la posteridad la crónica de nuestra última salida montañera.
En este caso, nos enfrentamos a un nuevo desafío extremo: la ascensión invernal a El Torreón. Se trata de nuestra primera invernal a esta cima mítica; la primera se realizó en otoño.
Teniendo en cuenta que se trata de una invernal en una cima de casi 2.400 metros, seleccionamos cuidadosamente el equipo humano que queda conformado por los siguientes únicos candidatos:
Hemos quedado en salir pronto, así que hay que acostarse también pronto. Pero todo son nervios, sabemos que la preparación del material es fundamental. Mientras Nacho y Leticia preparan sus crampones, Javi revisa su calzado. Tiene la tremenda duda de si ir con náuticos o con unos zapatos más robustos, de los utilizados para dar un paseo por El Retiro o cualquier otro parque… cualquiera de las dos opciones es mala. ¿Cómo puede ser que lo más montañero que tengas sean unos zapatos de cordones y suela de goma?
Ya tenemos todo el material preparado, exceptuando a Miguel que si va bien equipado, el resto vamos con lo que podemos. Sin guantes, sin gorro, con zapatos de paseo, sin gafas (o con unas Ray Ban de calle, o con unas de montaña de la época de Edmund Hillary) y en algún caso con un chubasquero de propaganda Fortuna que aunque no patrocina la expedición, no nos queda más remedio que usar.
El día D amanece bueno. Nublado pero sin visos de llover. Así que nos montamos en el coche y sin desayunar salimos hacia la Plataforma. Tendremos que desayunar en el camino, hay que coger fuerzas y pasado el pueblo de Candelario encontramos el sitio para desayunar. Son las 8:00 y nos tomamos nuestro café con leche y tostada correspondiente. Hasta aquí la excursión va bien… la verdad es que para lo que hemos hecho, mucho se nos tenía que retorcer.
Una vez en la plataforma nos equipamos como buenamente podemos. Los ánimos están bastante bien. No creo que haya problemas en llegar al Torreón. Eso sí, en la plataforma hace bastante frío, está todo nevado y no sé si el material es el idóneo (bueno, si lo sé, claramente no es el idóneo)
Como siempre arrancamos la subida hacia El Calvitero. No sé porqué esta vez se me hace más llevadera. En la primera excursión me pareció mucho más agresiva la subida, debe ser que el ritmo inicial era más fuerte; debió ser la típica arrancada de "gallitos" entre Nacho y yo, en la cual todos acabamos rotos pero dignos.
La subida se hace a un ritmo tranquilo. No hay excesiva prisa y lo importante es llegar al final de la expedición. La nieve está bastante blanda y no es muy profunda, así que podemos avanzar muy bien, sin resbalarnos ni hundirnos. Incluso el lamentable calzado de Javi parece que funciona razonablemente.
Cuando remontamos la loma del El Calvitero comienza a hacer bastante aire y hace un frío que pela. Decido dejar de lado los bastones y guardar las manos en los bolsillos.
En 1 hora y 50 minutos alcanzamos la cima de El Calvitero. La moral sigue alta.Hemos alcanzado el primer punto sin apenas despeinarnos. Tengo las manos que no las siento del frío que hace y me cuesta hasta apretar el botón de la cámara, pero estos momentos hay que inmortalizarlos.
Sin apenas respiro, nos "lanzamos" hacia El Canchal de la Ceja. Es otro de los puntos calientes de la jornada. La máxima altura de Salamanca no nos asusta y a pesar el frío y de la niebla, el grupo de domingueros salmantino-madrileños se lanza a por ella.
La nieve continua en buen estado y podemos avanzar por ella sin hundirnos, sin resbalarnos y si mojarnos. 2 horas y media después de salir culminamos con éxito nuestra segunda cima. Foto de rigor, y corriendo a por la tercera y última. No nos podemos relajar, sabemos que el objetivo está cerca, pero a estas alturas, los cambios de tiempo en el crudo invierno salmantino puede dar al traste con toda la expedición...
A medio camino hacia El Torreón nos cruzamos con un grupo de montañeros. Nos mira con cara un poco extrañada, seguro que piensan "¿de dónde se han escapado estos tíos?"
Nacho y yo sabemos que aún queda la cadena. Esa que nos permitió en la excursión anterior hacernos unas fotos y vacilar un poco como en un campamento de verano. No tenemos claro que tal estará, pero esperemos que nos deje llegar al final.
Al acercarnos vemos que la cadena está medio helada. Tenemos las manos muy frías y hay que añadirle que las rocas tienen bastante hielo, lo quenos va a dificultar la bajada. Papá está convencido de bajar, Javi no mucho, de hecho en un primer momento comenta que no pasa, que se queda esperándonos. Le convencemos de seguir. Está la meta tan cerca que hay que intentarlo.
Y merece la pena... sin duda los mejores momentos de la excursión. Caras de miedo, gente colgando como chorizos de la cadena (uno de ellos el redactor de este texto), torpeza máxima en cada paso y al final... prueba conseguida, Hemos pasado todos.
Nos acercamos a El Torreón y en casi 4 horas llegamos a la cima.
Volvemos a la cadena. La subimos con la misma agilidad felina que hemos empleado en su bajada. Y una vez arriba, damos buena cuenta de nuestro hornazo salmantino. Aún estamos en Cáceres, pero no podemos aguantar a comerlo en Salamanca. Hay hambre entre las tropas.
Y la vuelta por el mismo camino... Ah, no, que esta vez decidimos innovar. Llegados a la loma de El Canchal de la Ceja vemos que las caras de mi padre y Javi no son las mismas que antes. Se ven gestos de cansancio así que nos vamos a ahorrar la subida a El Calvitero y lo vamos a bordear por su cara norte, asi llegaremos antes al aparcamiento...
Si alguien ha llegado hasta aquí le prevengo, nunca lo hagáis. Os perderéis seguro y vais a tardar en llegar más de lo que esperáis.
Comenzamos siguiendo unos hitos que van por la cara norte, pero pasados unos 15 minutos, se pierden. Y nosotros también. Cada cierto tiempo vuelven a aparecer los hitos, pero el camino es prácticamente inexistente.
Acabamos en una loma llena de piornos que nos llegan por la cintura y que hacen que el avance sea penoso. Tenemos que luchar con ellos y las fuerzas de algunos miembros ya están muy minadas. Lo que planteamos como un intento de ahorrar energías a los que a no las tenían acaba con la gente avanzando lentamente entre los piornos.
Las caras de algunos miembros de la expedición son bastante expresivas. Acaban de caerles unos 30 años más encima. La ilusión inicial da paso a unos pensamientos mas grises... "joder, porqué nos habremos salido del camino", "¿pero éstos no conocían la ruta?"
Finalmente llegamos a encontrar el camino. Llegamos con retraso y casi llegando a los coches, mi padre tiene que cambiarse las botas. Le están destrozando los pies, pero ya casi estamos en la plataforma.
A las 17:40 horas acabamos la expedición. Han sido unas 8 horas de marcha casi ininterrumpida y estamos cansados, pero... ¡¡desafío conseguido!!!
Ahora a disfrutar de las anécdotas y a pensar en el siguiente desafío.
En este caso, nos enfrentamos a un nuevo desafío extremo: la ascensión invernal a El Torreón. Se trata de nuestra primera invernal a esta cima mítica; la primera se realizó en otoño.
Teniendo en cuenta que se trata de una invernal en una cima de casi 2.400 metros, seleccionamos cuidadosamente el equipo humano que queda conformado por los siguientes únicos candidatos:
- José Luis Hernández; 66 años de experiencia. Leyenda viva de la Sierra de Gredos y de Béjar. Conocido popularmente como "papá".
- Miguel Hernández; “casi guía” de montaña.
- Javier Hernández; periodista deportivo. Esperamos que nos brinde una portada en el periódico si la expedición llega a buen puerto, y por eso le traemos.
- Ángel y Nacho Hernández; conocedores del terreno y conocidos al haber aportado la primera “otoñal” a El Torreón.
- Leticia Morales; esposa de Nacho y antigua montañera, casi retirada, que confía erróneamente en que Nacho no la abandonará en la sierra si las cosas se ponen feas.
Uno de los jóvenes disfrutando del lecho |
Hemos quedado en salir pronto, así que hay que acostarse también pronto. Pero todo son nervios, sabemos que la preparación del material es fundamental. Mientras Nacho y Leticia preparan sus crampones, Javi revisa su calzado. Tiene la tremenda duda de si ir con náuticos o con unos zapatos más robustos, de los utilizados para dar un paseo por El Retiro o cualquier otro parque… cualquiera de las dos opciones es mala. ¿Cómo puede ser que lo más montañero que tengas sean unos zapatos de cordones y suela de goma?
Ya tenemos todo el material preparado, exceptuando a Miguel que si va bien equipado, el resto vamos con lo que podemos. Sin guantes, sin gorro, con zapatos de paseo, sin gafas (o con unas Ray Ban de calle, o con unas de montaña de la época de Edmund Hillary) y en algún caso con un chubasquero de propaganda Fortuna que aunque no patrocina la expedición, no nos queda más remedio que usar.
El día D amanece bueno. Nublado pero sin visos de llover. Así que nos montamos en el coche y sin desayunar salimos hacia la Plataforma. Tendremos que desayunar en el camino, hay que coger fuerzas y pasado el pueblo de Candelario encontramos el sitio para desayunar. Son las 8:00 y nos tomamos nuestro café con leche y tostada correspondiente. Hasta aquí la excursión va bien… la verdad es que para lo que hemos hecho, mucho se nos tenía que retorcer.
Una vez en la plataforma nos equipamos como buenamente podemos. Los ánimos están bastante bien. No creo que haya problemas en llegar al Torreón. Eso sí, en la plataforma hace bastante frío, está todo nevado y no sé si el material es el idóneo (bueno, si lo sé, claramente no es el idóneo)
La ilusión por la excursión se transmite en cualquier gesto... |
Como siempre arrancamos la subida hacia El Calvitero. No sé porqué esta vez se me hace más llevadera. En la primera excursión me pareció mucho más agresiva la subida, debe ser que el ritmo inicial era más fuerte; debió ser la típica arrancada de "gallitos" entre Nacho y yo, en la cual todos acabamos rotos pero dignos.
Javi, Leticia y Miguel arrancado la marcha |
Miguel, Papá y Nacho en los primeros compases. |
Cuando remontamos la loma del El Calvitero comienza a hacer bastante aire y hace un frío que pela. Decido dejar de lado los bastones y guardar las manos en los bolsillos.
La equipación casi recuerda a la de Scott en la Antártida... |
El Calvitero helado. |
En la cima de El Calvitero |
En 1 hora y 50 minutos alcanzamos la cima de El Calvitero. La moral sigue alta.Hemos alcanzado el primer punto sin apenas despeinarnos. Tengo las manos que no las siento del frío que hace y me cuesta hasta apretar el botón de la cámara, pero estos momentos hay que inmortalizarlos.
Papá en El Calvitero |
Sin apenas respiro, nos "lanzamos" hacia El Canchal de la Ceja. Es otro de los puntos calientes de la jornada. La máxima altura de Salamanca no nos asusta y a pesar el frío y de la niebla, el grupo de domingueros salmantino-madrileños se lanza a por ella.
La nieve continua en buen estado y podemos avanzar por ella sin hundirnos, sin resbalarnos y si mojarnos. 2 horas y media después de salir culminamos con éxito nuestra segunda cima. Foto de rigor, y corriendo a por la tercera y última. No nos podemos relajar, sabemos que el objetivo está cerca, pero a estas alturas, los cambios de tiempo en el crudo invierno salmantino puede dar al traste con toda la expedición...
A medio camino hacia El Torreón nos cruzamos con un grupo de montañeros. Nos mira con cara un poco extrañada, seguro que piensan "¿de dónde se han escapado estos tíos?"
La tensión se masca en el ambiente |
Y más tensión... |
Al acercarnos vemos que la cadena está medio helada. Tenemos las manos muy frías y hay que añadirle que las rocas tienen bastante hielo, lo quenos va a dificultar la bajada. Papá está convencido de bajar, Javi no mucho, de hecho en un primer momento comenta que no pasa, que se queda esperándonos. Le convencemos de seguir. Está la meta tan cerca que hay que intentarlo.
Y merece la pena... sin duda los mejores momentos de la excursión. Caras de miedo, gente colgando como chorizos de la cadena (uno de ellos el redactor de este texto), torpeza máxima en cada paso y al final... prueba conseguida, Hemos pasado todos.
Nos acercamos a El Torreón y en casi 4 horas llegamos a la cima.
Por fin en la cima de El Torreón. |
Uno de los pocos momentos en los que se abrió el día. |
Si alguien ha llegado hasta aquí le prevengo, nunca lo hagáis. Os perderéis seguro y vais a tardar en llegar más de lo que esperáis.
Comenzamos siguiendo unos hitos que van por la cara norte, pero pasados unos 15 minutos, se pierden. Y nosotros también. Cada cierto tiempo vuelven a aparecer los hitos, pero el camino es prácticamente inexistente.
Acabamos en una loma llena de piornos que nos llegan por la cintura y que hacen que el avance sea penoso. Tenemos que luchar con ellos y las fuerzas de algunos miembros ya están muy minadas. Lo que planteamos como un intento de ahorrar energías a los que a no las tenían acaba con la gente avanzando lentamente entre los piornos.
Demasiados piornos para nosotros... |
Las caras de algunos miembros de la expedición son bastante expresivas. Acaban de caerles unos 30 años más encima. La ilusión inicial da paso a unos pensamientos mas grises... "joder, porqué nos habremos salido del camino", "¿pero éstos no conocían la ruta?"
Finalmente llegamos a encontrar el camino. Llegamos con retraso y casi llegando a los coches, mi padre tiene que cambiarse las botas. Le están destrozando los pies, pero ya casi estamos en la plataforma.
A las 17:40 horas acabamos la expedición. Han sido unas 8 horas de marcha casi ininterrumpida y estamos cansados, pero... ¡¡desafío conseguido!!!
Ahora a disfrutar de las anécdotas y a pensar en el siguiente desafío.
miércoles, 11 de abril de 2012
Pues no, faringitis
A pesar de lo indicado en la última entrada, resulta que no es miedo escénico, sino una faringitis lo que me tiene apartado de los entrenos. En poco más de 10 días es el maratón de Madrid y resulta que, aunque no he cogido frío en todo el invierno, llega la primavera y lo pillo!!
Esto socava un poco la moral... vamos que lo de bajar de 3 horas no lo tengo ya en mente... simplemente me conformo con mejorar las 3:10 del año pasado, aunque tampoco lo veo claro. Tenía mejores sensaciones en 2011...
Como dicen en ciclismo, la carretera nos pondrá a cada uno en nuestro sitio. En mi caso espero que no sea en una estación de metro en retirada!
Esto socava un poco la moral... vamos que lo de bajar de 3 horas no lo tengo ya en mente... simplemente me conformo con mejorar las 3:10 del año pasado, aunque tampoco lo veo claro. Tenía mejores sensaciones en 2011...
Como dicen en ciclismo, la carretera nos pondrá a cada uno en nuestro sitio. En mi caso espero que no sea en una estación de metro en retirada!
lunes, 9 de abril de 2012
¿Miedo escénico?
Ya estamos como siempre, a falta de tres semanas para el maratón algo tiene que pasar. El año pasado fueron las lesiones, este año me he pillado un resfriado de caballo que me ha impedido correr en la última semana, y ésta tiene mala pinta...
Además las tiradas largas tampoco es que me llenen de confianza. Ya veremos, pero salir a menos de 3 horas por ahora no lo veo...
Si el resfriado me lo permite, este miércoles haré la prueba del 2x6000, pero por ahora las 3 horas 10 minutos cobran fuerzas.
Además las tiradas largas tampoco es que me llenen de confianza. Ya veremos, pero salir a menos de 3 horas por ahora no lo veo...
Si el resfriado me lo permite, este miércoles haré la prueba del 2x6000, pero por ahora las 3 horas 10 minutos cobran fuerzas.
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