viernes, 20 de septiembre de 2013

Entrenando con el perro...

Después del verano y viendo que el perro de la familia tiene ya unos 10 meses, decidí bajar con él a correr. De esta forma, y dado que salgo a correr por las mañanas (6 de la mañana), aprovecho y lo sacamos antes de ir a trabajar.

Decido ir con prudencia porque el perro (un cruce entre cocker y pincher enano) solo pesa 7 kilos y entiendo que, siendo rápido, su resistencia es limitada.

El lunes bajo con la correa de paseo extensible (de unos 3 metros) en la mano, y el perro con su correspondiente arnés. Como no puede ser de otra forma el perro sale disparado a toda velocidad (que yo no puedo seguir), por lo que empiezo a correr braceando solo con el brazo izquierdo porque el derecho lo tengo ocupado con la correa tensa (ya no da más de sí) y si intento bracear arrastraría al perro. Los primeros kilómetros se convierten en un infierno, voy a 4:20 min/km sin poder bracear… demasiado para mí. Menos mal que el perro decide hacer sus necesidades un par de veces en el primer kilómetro, con lo que me paro a recogerlo y descanso un ratejo.

Finalmente hago 8 kms a 4:25. Sin bracear… esto no puede ser. El “jodío” perro ha aguantado 8 kms tirando de la correa a 4:25… No está mal.

Martes. Me he comprado un arnés del tipo canicross el día anterior. Me ha costado 24 eurazos pero voy a poder bracear y así evitar el dolor de espalda que ya está empezando a salir. Lo único malo es que la correa que une el arnés con el perro tiene 1,20 metros, así que hay que estar atentos por si el perro decide para a hacer sus necesidades, y evitar pisarlo con la inercia. Como siempre, el perro sale disparado y en los 2 primeros kilómetros para un par de veces a hacer sus necesidades; parada a recogerlo y a seguir… El ritmo nuevamente de 4:20 min/km. Completo 10 kms a ese ritmo. Y el perro sigue tirando…

La correa que va a acabar conmigo...
Miércoles. Cuando me despierto por la mañana y voy a la cocina a por el perro ya me está esperando y me recibe dando saltos… me estoy empezando a acojonar… pensaba que iba a acabar con el perro (al fin y al cabo es un perro pequeño de 7 kilos) pero se está revelando como un rival temible… y además tiene una musculatura en las patas traseras que asusta…

Como no puede ser de otra forma, otros 10 kms a 4:20. Y sigue tirando.

Jueves. Menos mal que el viernes descanso porque tengo las piernas al jerez. Acabo de empezar la temporada y no estoy para estos trotes… Nueva fiesta del perro al verme, este cabronazo quiere acabar conmigo.

Misma tónica que otros días, el perro disparado. Hacemos los 6 primeros kms a 4:20 y decido dar un escarmiento al animal. Acelero el ritmo hasta 3:50 min/km, pero no cede un centímetro. Sin embargo después de un par de kilómetros parece que empieza a ceder y ya no tira tanto de la correa. Es evidente que está llegando al límite… pues no, es simplemente que el animal ha reducido el ritmo (no sé por qué, es lo que tiene el no hablar) y vuelve a la carga. Hacemos los 4 últimos kms a 3:50, con una cuesta de unos 300 metros de subida hasta mi casa incluida…

El cabronazo me tiene asustado. Voy a ver qué tal la semana que viene o si éste fin de semana puedo hacer algún km más por la Casa de Campo a ver qué tal va… aunque intentaré que vaya suelto, porque atado me va a terminar por reventar, y empiezo a sospechar que también lo haría con Mo Farah J

No os dejéis engañar por su aspecto... este el el animal que me tiene acojonado